Presagio de polvo y viento
- Pao Romero
- 21 jun
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 24 jun
Me quedo inmóvil ante la inmensidad del vacío. El viento susurra en mis oídos palabras inaudibles, sin sentido, que me invitan a saltar. Miro de frente mi existencia mundana, este cuerpo erigido de arcilla y viento, de agua y roca, de vid y parra. Un espíritu impaciente en un cuerpo anclado en la arena, respirando al ritmo lento del oleaje del mar.
Miro a lo lejos, el cielo se tiñe del velo gris del presagio, la entrañable existencia de fiesta, plenitud y desolación de arrebatos. La calma se corrompe por el ineludible estruendo, destello repentino que rasga la serenidad del ambiente; el viento que antes susurraba ahora grita, gime.
Siento golpear mis muslos las olas del mar en medio de la tempestad, la brisa se estrella en mis senos que yacen ahora ante tus cálidas manos. Las siento rosarme sin apenas tocarme. Silencio. Un despertar brutal que quiebra toda la calma. El peso de tu ser sobre mí, el presagio que se anunciaba se estrella en lo más profundo de mi ser y te encuentro ahí, de frente a las montañas erguidas en el horizonte.
No hay brújula ni destino, solo la urgencia de tus manos que me guían por un camino desconocido. No hacen falta mapas, amor mío, para que los senderos se abran ante tus pies, para que el mar se separe, éxodo de toda razón y decoro. Sigue, sigue tu camino marcado por la línea de mi espalda, más allá de la piel, hasta llegar a los huesos, que fueron polvo y en polvo se convertirán. Solo entonces, despojada de toda forma, siendo polvo al viento, sin resistencia, en la esencia más pura, podré llegar al fondo de tu ser como el instante en que tú estuviste dentro de mí, habitando cada grieta, cada rincón.
Un alud entremezclado de sangre y nieve arrasa todo a su paso, arrasa con todo. Destrúyeme hasta los cimientos y llévate contigo cada fragmento de certeza, cada esperanza efímera. Cada fibra de mi ser se rinde ante la desolación del vacío fértil que dejas tras de ti. Llévame entre la marea y desintegra mi ser, borra las huellas de lo que fui; solo quiero ser espuma de mar que se desliza por tu cuerpo en el atardecer de este día funesto.
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