A mi amor que nunca fue

Hoy anduve por los caminos que recorrimos juntos durante todo un año. Pasé por la casa con carros ultimo modelo que siempre chuleabas (siguen renovando los modelos), por los locales de comida donde nunca decidíamos cual elegir, por ese arbusto que siempre intentabas aventarme para después abrazarme…

Y sabes? A veces se me olvida que ya no estás, que ya no existes en este plano, que ya te fuiste y no podré verte nunca más. Ya no está esa posibilidad de no saber de ti durante meses, escribirte esperando que nuestras agendas (tanto sociales, laborales y en especial amorosas) coincidan y tengamos un encuentro fugaz. Porque contigo entendí que cuando se pasa el momento perfecto ya no vuelve otra oportunidad, que si no aprovechas ese instante de claridad y causalidad. se va… se desvanece. Y así la vida sigue y los caminos se separan.

Me encanta fantasear e imaginar que hubiera sido de nosotros de habernos dado cuenta a tiempo de lo que teníamos juntos, que esa conexión y complicidad era única y nada común, de haberme atrevido a decirte cuánto me enloquecía estar a tu lado, cómo disfrutaba de esos abrazos cuando te decía que tenía frío, de cuanto calorcito sentía en el corazón cuando te veía sonreír. Pero no! Uno es iluso y bastante idiota a esa edad, pensando que esa conexión se encuentra a la vuelta de la esquina, cuantas ganas de regresar el tiempo y decirme a mi misma -no seas pendeja!!- aunque claro, si se regresar el tiempo se tratara lo primero que haría sería no dejarte subir a ese carro esa noche, o tal vez haberte llevado conmigo a casa, yo te hubiera protegido, esa noche podría haber sido una segunda oportunidad.

Te imaginas?

Tal vez la vida nos hubiera dado una segunda oportunidad, hubiera alineado el tiempo y la magia para que nos diéramos cuenta de que nuestro destino era estar juntos, tal vez estarías ahora a mi lado, tal vez me estarías abrazando, tal vez… tal vez…. tal vez…