Mi vida con depresión Vol.1
- Pao Romero

- 3 mar 2022
- 8 Min. de lectura
Actualizado: 1 ene
Tengo miles de ideas y temas de los cuales quiero escribir, pero creo que debería empezar por el principio de principios y de cómo llegue a este punto de mi vida, con la idea de abrir este blog y escribir sobre mis vivencias.
Como les conté en uno de mis posteos anteriores, hasta hace poco mi presentación era… Paola depresión, una presentación tan corta y con tanta historia, porque desde el inicio del diagnóstico me prometí a mí misma que la depresión y lo que conllevara no iba a ser en tabú, una vergüenza o un tema que me doliera platicar, y así ha sido durante los últimos 10 años de mi vida.

¿Pero cómo comenzó todo?
Si te soy honesta no tengo la más mínima idea de las temporalidades de mi diagnóstico, tengo una serie de recuerdos bastante confusos sobre cuando empecé a estar mal o al menos cuando empezaron las primeras señales.
En algún punto de mis múltiples visitas al psiquiatra y al terapeuta, buscando (absurdamente) una explicación al típico... ¿por qué a mi?, se habló sobre que mi personalidad tiene tendencias depresivas, y eso creo lo puedo confirmar, ya que desde muy niña fui algo solitaria y reservada (creo aquí el primer problema, ser así no debe estar ligado a ser depresivo, pero es tema de otro posteo), en fin, podríamos decir qué tal vez mi personalidad pudo haber sido un factor que “ayudo” para que la depresión llegara a mi vida.
Pero si he de poner un punto de quiebre total, este sin duda podría ser en mi 5to semestre de universidad, por ahí del 2012.
La escuela fue un tema extraño para mí, nunca fuí de las que estudiaban, me iba bien en las calificaciones porque se me facilitaba en general la escuela, pero me valía un poco el tema. Así que sin mucho complique termine mi prepa, ingresé a la universidad y medio me la lleve tranquila con clases y extraordinarios los primeros 4 semestres de la carrera.
En mi universidad cuando pasas al 5to semestre era momento de elegir una orientación de diseño (estaban: ilustración, foto, empaque, multimedia y diseño editorial) desde que entre a estudiar diseño sabía que mi lugar estaba en el área de editorial, pero me bastó una semana para darme cuenta de que lo odiaba, fue una mezcla entre malos docentes, proyectos poco llamativos para mí, horarios terrible y pues que mi estado anímico iba en picada. Creo que básicamente cualquier crisis de los 20 cuando todos pensamos que la carrera que elegimos no es para nosotros.
En fin, mi falta de interés hacia las materias junto a mi facilidad que tenía para la escuela y sin duda mi gran pereza de entrar a clases fue el principio del fin (drama queen), no recuerdo mucho, pero sin duda el 5to semestre debí haber cursado tal vez 2 o 3 clases (las que me motivaban más) el resto sin temor, las pasaría en extraordinario.
A la par con el tema académico, en lo personal vivía con una neurosis terrible, era súper jetona y cero tolerante (tanto con la gente como a la frustración) todo me molestaba y para aderezar la situación, me daban crisis de llanto (sin razón alguna) cada 2 o 3 semanas (esto no estaba relacionado con mi periodo). Mi cuarto era un entorno de vagabundos, ocultaba comida ahí, era imposible caminar por él y me la pasaba encerrada, tal vez habré durado un par de años con estas constantes. Siempre que estaba mal le pedía a mi mamá que me llevara al psicólogo, pero después me sentía bien y ya no quería ir. Hasta que ella ya no pudo más con tanta lloradera sin motivo alguno y me saco cita en una asociación de salud mental.
Ella me acompañó a mi primera cita con la que pensábamos iba a ser una psicóloga, pero no, resulta que el primer contacto en esa clínica debía ser con una psiquiatra para que ella valorara si necesitabas solo psicoterapia o requerías ayuda extra (chochos pues).
Entré sola a consulta y la psiquiatra no necesitó mucha información para confirmar que traía una depresión del tamaño del mundo, me dijo que todo estaría bien, me mandaría a hacer estudios y en la siguiente cita comenzaríamos el tratamiento farmacológico (chochos X2). A mí no me pareció extraño, porque si me sentía de la chingada y fue una luz en la obscuridad. Y cómo persona sin conflictos con el tema le dije a mi mamá la noticia y que iba a necesitar medicamento. Y pues así empezó este largo camino de ir contra corriente, romper estigmas y defender la importancia de la ayuda farmacológica en temas de depresión.
En general me considero una persona muy afortunada en el tema de la salud mental, hasta puedo decir que me siento afortunada de tener depresión (otro tema del cual quiero escribir), desde el principio tuve la fortuna de llegar a un lugar donde brindaban apoyo a muy bajo costo, nunca tuve problemas con los medicamentos que me recetaron y la psiquiatra era muy buena. Sé de muchos casos que intentan buscar ayuda y tienen la desgracia de caer con malos doctores y que el medicamento les cae terrible, pero por fortuna no es mi caso. Así que puedo decir que “solo” me tocó sobrellevar algunos conflictos con lo que es vivir con depresión en esta sociedad, uno de ellos mi familia.
No quiero aventarla a la hoguera de señalamientos, pero reaccionaron como cualquier persona sin información al respecto… un gran y rotundo NO! … tú no vas a tomar medicamento, no lo necesitas blablabla... El camino fácil es el medicamento…. Te vas a hacer adicta…. Es una etapa, crees que eres la única… blabla (inserten todo tipo de comentarios ignorantes sobre el uso de medicamentos para temas de salud mental) y desde ahí ya se andaba asomando la Paola que gobierna mi vida hoy en día; mandé a todos al diablo, y sin miedo al éxito decidí tomar el tratamiento que me dieran y a darle con todo. Y en este punto quiero hacer mi primer subrayado de texto.
La salud mental no es tema menor, es algo que se debe tratar, no son etapas, no importa si a tu tía también le paso y no necesitó medicamento, no importa si el sobrino de la vecina se volvió adicto a los medicamentos (rotunda mentira) que los antidepresivos te dejan como zombie (y cualquier otra pendejada sobre esto) y es que es un tema que hoy en día me encabrona!
Una vez más, yo tuve la fortuna de no tener prejuicios hacia el tema de salud mental y los medicamentos, además de que me valía madres (aún me vale) si la gente está de acuerdo o no con el tema, nunca me deje influenciar y las decisiones las tomo yo. Pero se que hay personas que no tiene tanta suerte y al final terminan no buscando ayuda por el que dirán, o por falta de apoyo de las personas que las rodean.
Y es que en especial el tema del medicamento es una doble moral para cagarse. Comenten un día
… me duele la cabeza…
Cuál es lo primero que te dirán?
...ya te tomaste algo?
Pero porque diablos si uno dice
… ya no sé cómo seguir viviendo,
ya no encuentro fuerza o motivo para levantarme de la cama
(y eso si tienen la “suerte” de poder interpretar y expresar ese sentir)...
Por qué nadie pregunta:
...necesitas buscar ayuda?
quieres ir al psicólogo o a ver a un psiquiatra?
O de perdis un ... ya te tomaste algo? (La peor idea jajajaja pero es una analogía).
No!! Solo dicen ya se te pasará, échale ganas o si eres mujer “seguro son las hormonas”.
Y como te digo, soy alguien a quien le vale madres si la gente piensa que estoy loca por ir al psiquiatra, alguien a quien no le da pena expresar como se siente y no tiene pedo alguno con mostrarse vulnerable y mucho menos con una psiquiatra o psicóloga (por esta razón no logró entender a las personas que no son capaces de contar sus problemas y que tema los tiene mal).
Sé qué es un privilegio que no todos tienen, y creo por eso la vida me ha cruzado con muchas personas que han pasado o están pasando por lo mismo y han tenido la confianza de contarme sus problemas, porque no tengo tema alguno con eso, no engrandezco los problemas ni los hago menos, los pongo donde deben estar… pedos que se pueden tratar, qué tal vez no sean fáciles de sobrellevar, pero que con tiempo y constancia los vas desenmarañando y se vuelven más fácil de tratar o de lidiar con ellos.
Porque ya he cruzado varías puertas con los estigmas, con momentos que no sabes porque sigues viviendo, y de sentirte la persona más sola en la tierra, y entiendo que no es exageración, yo ya he estado ahí y hoy estoy aquí, a medio camino y avanzando. Y qué con toda la tranquilidad del mundo te puedo decir…
SI! Esta de la chingada, pero hay salida y vale la pena aventarse.
Y ya que ando despotricando sobre cosas que me enojan, otra de los comentarios maaaas absurdos y pendejos que nunca falta que te digan es:
… no tomes el camino fácil de tomar medicamento, échale ganas, tú puedes sin el!
Y disculpen mi francés, pero esas son mamadas, al contrario de tomarte una aspirina y esperar a que se te pase el dolor de cabeza, los antidepresivos son solo una ayuda para hacer la chinga un poco (y créeme solo un poco!!!) más llevadera, uno no se toma un chocho y se sienta a esperar a sentirse mejor, no señores!!! Uno se toma un antidepresivo, ansiolítico o todo un cocktail de medicamentos para poder tener la mínima energía para levantarse, para bañarse o simplemente para dejar de cuestionarse porque sigues vivo, y así poder darse en la madre con los demonios que te atormentan.
No dude fit, pararme a correr a las 6 de la mañana para generar endorfinas no es opción, porque si apenas tengo la energía para levantarme a las 3 de la tarde y eso porque tengo que ir al baño, de dónde diablos saca uno energía para caminar más de 2 cuadras?
Así que esto va para todas las personas que no encuentran motivo o energía para moverse, que les da pena el qué dirán, el que todas estas ideas de positivismo absurdo les carcomen la cabeza pensando que deberías poder solos, que se han acostumbrado a medio vivir y se han adormecido para sobrellevar el infierno que pasan diario, esto es para quien aún duda si pedir o no ayuda, si hacer o no algo:
Existen muchas alternativas y herramientas, no es un camino fácil, pero créeme vale la pena recorrerlo, dejemos de estigmatizar a los psiquiatras y a los psicólogos, total todos estamos bien pinches dañados, TODOS, y créeme están más locas las personas que van por la vida sin tratarse los pedos mentales que tienen, a uno que tiene el valor de enfrentarse frente a frente a los demonios que nos atormentan.
El camino de la salud mental y de medicamento no es para n
ada el más fácil, lo fácil es hacerse pendejo pensando que todo está bien y andar haciendo tonterías y dañando a otras personas.
Y bueno creo hasta aquí puedo dejar la primera parte de como empecé este camino y como he ido por la vida viviendo con depresión.
No dudes en escribirme si necesitas ayuda o si quieres contarme tu historia.
Los leemos pronto!




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